El día del “sí, quiero” está lleno de simbolismos, pero si hay algo que destaca son los anillos que sellan una unión ‘sin fin’. Parece ser que la tradición viene del antiguo Egipto y que solo la novia lo recibía en señal de amor infinito. Lo debía lucir en el dedo anular de la mano izquierda, porque allí está la vena amoris. Los romanos heredaron esta costumbre, pero con un significado de preponderancia del esposo sobre su mujer. Y ya en el siglo XIII -cuando los cristianos aceptaron el hábito- se fijó como un intercambio de amor y respeto entre ambos contrayentes.

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Las que marcan tendencia

Aros de caña trenzada, de madera, de metales… Todos han tenido su dedo en las manos de los recién casados a lo largo de la historia. Pero ya en el siglo XX se establecieron las alianzas lisas, sin grabados ni piedras preciosas o semipreciosas y realizadas en oro amarillo. Así hasta que hace pocos años irrumpieron las que combinaban, en dos aros unidos, el oro amarillo y el blanco, llegaron después las de oro rosa y, la tendencia desde el pasado año son las de oro negro.
Desde Finca La Alcudia -donde podrás lucir por primera vez tu anillo de boda durante la celebración- te sugerimos algunas propuestas de moda; lo último en alianzas. Son muchos los novios que quieren grabarlos con sus nombres, con grafismos que tienen un significado especial para ellos y también con símbolos de paz, meditación… Las posibilidades son casi infinitas.
En cuanto a las piedras que coronan las alianzas, la gema sigue en su lugar, igual que el rubí, pero han hecho acto de presencia la turmalina o las piedras semipreciosas de cuarzo tallado. La opción -un clásico que permanece- son las circonitas.

 

 

Otros detalles que cuentan

No hace falta que los anillos de ambos contrayentes sean ‘gemelos’. Ni hay reglas escritas sobre ello, tampoco los novios tienen que tener los mismos gustos. Cada uno debe elegir el suyo, el que no va a querer quitarse del dedo y del que poder presumir.
Aunque por tradición los anillos los regalaban los padres de los novios, las cosas han cambiado y son ellos los que pagan las joyas que sellan su compromiso. Pero si progenitores, otro familiar o algún padrino-amigo decide regalarlos, es aconsejable que los futuros esposos acudan con ellos a la joyería. Si el regalo es de novio a novia y viceversa, la sorpresa -positiva- está asegurada.
Esperamos que con estas ideas (y, por supuesto) las vuestras selléis uno de los días más importantes de vuestras vidas.